El término Enfermedad Cardiovascular (ECV) engloba una serie de enfermedades como la enfermedad coronaria, la enfermedad cerebrovascular, la enfermedad arterial periférica y el fallo cardiaco congestivo, entre otras. La ECV tiene una enorme relevancia y constituye una prioridad sanitaria, dado su elevada morbimortalidad, el grado de discapacidad que origina y los altos costes socioeconómicos que conlleva. Aún en 2023, con más de 3 millones de muertes, la ECV constituyó la principal causa de mortalidad en la Unión Europea y en España, aunque fue la segunda causa de muerte en 2023 - superada en apenas un 0,1% por la patología oncológica - repuntó de nuevo en el primer semestre del
2024 como la primera causa.
La ECV constituye un área de intensa investigación básica y aplicada orientada a su prevención, diagnóstico y tratamiento. La ECV generalmente se vincula a la combinación de varios factores de riesgo, algunos de ellos ligados estrechamente con hábitos de vida modificables (dieta, ejercicio, tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipemia) y otros no modificables.
La ECV es tratada en todos los ámbitos de la atención sanitaria, con una fragmentación en la continuidad asistencial, poco homogeneizada en el seguimiento y con mucha variabilidad en cuanto al manejo y al tratamiento. Además, la mayoría de los pacientes con ECV son pacientes crónicos pluripatológicos, con polifarmacia y los problemas inherentes.
Por otro lado, las diversas sociedades científicas implicadas publican a buen ritmo Guías de Práctica Clínica (GPC) que precisan la interdisciplinariedad para su aplicación eficiente. En este sentido, la pléyade de nuevos fármacos disponibles exige una actualización profesional continua para optimizar su uso en términos de eficacia y seguridad. Cuestiones tales como: acceso y financiación, ámbito de dispensación o visados, complejidad terapéutica, fragilidad, adherencia, etc., constituyen una ineludible oportunidad de intervención farmacéutica.
En definitiva, el Grupo de Trabajo CARDIO SEFH nace con el propósito de mejorar la salud cardiovascular aportando valor en los diferentes ámbitos de actuación. La prevención y tratamiento de la ECV nos plantea el deber bioético de aplicar la evidencia científica, fomentar la coordinación interdisciplinar e interniveles, empoderar a los pacientes y medir resultados en salud.
Nuestros valores incluyen la formación especializada, la innovación en los procesos, el dinamismo y la proactividad en nuestras acciones. Y siempre desde el diálogo constructivo con todos los profesionales, instituciones, sociedades y demás agentes implicados en el cuidado del paciente con patología cardiovascular.